Pavimento Invisible
En situación de pandemia los espacios abiertos y públicos se presentaban como imposibles e inalcanzables. Luego, pasaron a ser un pilar fundamental para el desarrollo humano y casi único escenario posible donde realizar actividades colectivas.
El proyecto, reconoce la geometría existente de la plaza encuadrando el pabellón exactamente en los límites dibujados por el pavimento de la calle. Desde este perímetro, se reconoce a la plaza como el pabellón en sí mismo y se levanta un anillo de madera con distintas alturas y situaciones. Dentro del anillo se propone un jardín temporal, una situación insólita que nos incentiva a vivir la plaza de una nueva manera durante unos días. Con ello esta nostalgia que hubo por la interacción social al exterior, se transforma en un reconocimiento a la calle como el espacio publico por excelencia.
Para su materialización, se proponen uniones y apoyos simples que identifiquen al pabellón como una única pieza en continuidad, pero que permita generar diversas posibilidades como sentarse, comer, reunirse, jugar o hacer intervenciones artisticas; invitando a la gente a respirar un aire que huele a plantas.